El Suelo Pélvico es un conjunto de músculos situados en la parte baja de la pelvis que da soporte a los órganos internos (vejiga, útero y recto). El correcto estado de los mismos permite la continencia urinaria y fecal (dado que actúan de apoyo y cierre de vejiga, útero e intestino) y a su vez favorece las relaciones sexuales.
Estos órganos pélvicos se comunican con el exterior a través de tres “conductos”: uretra, vagina y ano.
La alteración de estos músculos puede provocar uno o varios de los siguientes trastornos:
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Uno de los factores de riesgo más importantes para la alteración del suelo pélvico es el embarazo y el parto (sobre todo partos con grandes desgarros). Dado el gran trabajo que han realizado dichos músculos, en el postparto inmediato es conveniente evitar, inicialmente, grandes pesos, realizar saltos o ejercicios abdominales convencionales. Aproximadamente mes y medio después, realizar ejercicios para el suelo pélvico pueden mejorar el estado de los músculos.
Además, sabemos que otro de los momentos de importantes cambios en la vida de la mujer como es la menopausia, debido a la pérdida de flexibilidad y atrofia que producen en los tejidos también contribuye a debilidad del suelo pélvico.
Otros factores que sabemos que pueden empeorar la musculatura de nuestro suelo pélvico son: el estreñimiento, la obesidad, la tos crónica, el tabaco, prácticas deportivas excesivas, ciertas enfermedades o medicamentos asociados (diabetes, uso de diuréticos, antidepresivos…)
Por suerte, la rehabilitación del suelo pélvico puede ayudar a prevenir y mejorar dichos síntomas. Si bien es cierto que curar completamente ciertos trastornos es complicado, al menos con la rehabilitación podremos evitar que vayan a más.
A modo preventivo es recomendable realizar ejercicios de suelo pélvico bien dirigidos durante el postparto, así como evitar la obesidad, estreñimiento, ropas o práctica de actividades que compriman el abdomen…
Como tratamiento precoz debemos plantearnos la constancia en cumplir normas generales de buenos hábitos en la vida diaria así como realizar ejercicios de suelo pélvico (ejercicios de Kegel).
A continuación os explicamos algunas pautas para dichos ejercicios:
Los ejercicios de Kegel consisten en la contracción (cerrando vagina y ano) y relajación de la musculatura del suelo pélvico (como si se quisiera cotener la orina). Durante los mismos se debe evitar la contracción de los músculos glúteos, abdominales o aductores, manteniendo una respiración normal.
Los ejercicios se deben realizar en varias posturas: sentada, tumbada boca arriba, de pie y deben realizar 2-3 sesiones diarias programadas. Incluso puedes plantearte realizarlas conjuntamente mientras realizar otras actividades cotidianas (paseando, en el ascensor, viendo la televisión…)
En casos más severos el tratamiento en ocasiones puede mejorar con ayuda de otras técnicas más nuevas como serían el láser ginecológico de CO2 que mejora el trofismo o hidratación de la vagina mediante una regeneración de colágeno. Esto repercute en una mejora de la atrofia o sequedad vaginal y de la incontinencia urinaria. Todo ello mejora las relaciones sexuales y el bienestar del suelo pélvico.
En mujeres con muchas molestias y afectación en su vida diaria pese a tratamientos conservadores el planteamiento debería ser la intervención quirúrgica.
Si tienes alguna duda sobre cómo mejorar tu suelo pélvico o sobre alguno de los tratamientos aquí planteados no dudes en consultarnos.