La analgesia epidural es actualmente la única analgesia adecuada en todas las fases del parto, incluso permite realizar una cesárea si fuera necesario.
Consiste en la inyección de un anestésico local a baja concentración en el espacio epidural de la columna vertebral.
En todo momento la gestante esta despierta, colaborando y participando en el parto, viviendo de una forma positiva e indolora su maternidad.
El momento ideal para instaurar la anestesia epidural es cuando la paciente haya comenzado la fase activa de dilatación o al comenzar una inducción.
Como toda técnica médica tiene sus riesgos, y estos deben informarse a la paciente.
No está indicada en pacientes con alergias a los fármacos utilizados, alteraciones de la coagulación o problemas en la zona de punción como infecciones. En el caso de tatuajes comentar con el médico anestesiólogo.
Las complicaciones suelen aparecer entre el 1%-5% de los casos, y se solucionan fácilmente. Las más frecuentes son mareos por bajadas de tensión, que se corrigen con la administración de líquidos, y dolores de cabeza que mejoran estando la paciente acostada y al cabo de 2-3 días.
Las complicaciones graves son excepcionales.
La analgesia epidural es una técnica muy segura para madre e hijo. Actualmente, su uso se está universalizando por su relativa ausencia de efectos secundarios, rapidez de acción y eficacia.