Es incuestionable el efecto beneficioso del ejercicio físico durante la gestación. Estos beneficios dependerán de la condición física previa de la gestante, de la intensidad, frecuencia y tipo de deporte.
Las gestantes con un embarazo que curse con normalidad,pueden realizar diferentes deportes. Se debe evitar los de riesgo por la posibilidad de producir caídas, traumatismos o situaciones que conlleven a fatiga intensa, sobre todo en el tercer trimestre del embarazo.
El ejercicio físico de forma continuada va a mejorar la función cardiovascular materna, moderará el aumento de peso y acumulación de grasa, mejorando el estado físico y mental, acortando el tiempo de recuperación después del parto.
Es aconsejable dirigir la práctica deportiva hacia actividades como la natación, caminar, footing, bicicleta estática, baile, pilates, yoga…, con una duración e intensidad condicionada a la forma física de la gestante.
No es recomendable aumentar la frecuencia ni intensidad del ejercicio a partir de la semana 28 y reducirla para evitar la fatiga crónica en las últimas semanas del embarazo.
Por regla general se aconsejan ejercicios muy suaves en situaciones especiales, como embarazo múltiple, hipertensión gestacional, antecedentes de parto prematuro, placenta previa, retraso del crecimiento fetal o sangrado vaginal.