Se denomina embarazo en adolescentes o embarazo precoz al que ocurre durante la adolescencia de la madre, que se considera en un sentido amplio por la Organización Mundial de la Salud (OMS) entre los 10 y 19 años de edad. Este acontecimiento se presenta antes de que la madre haya alcanzado la suficiente madurez emocional para asumir una tarea tan compleja como la maternidad.
Según informa la Organización Mundial de la Salud (OMS) cada año dan a luz en el mundo unos 16 millones de chicas con edades comprendidas entre los 15 y los 19 años y aproximadamente 1 millón más son menores de 15 años, la mayoría en países de ingresos bajos y medianos.
El embarazo representa un problema para la salud de la adolescente. La gran mayoría de las ocasiones, son embarazos no planificados cuya detección suele ser tardía, iniciándose muy tarde los controles médicos. Además presentan mayor número de casos de nutrición inadecuada, abortos espontáneos, partos prematuros y bebés con bajo peso al nacer, entre otros. Sin contar con los casos en que la adolescente decide interrumpir su embarazo, lo cual puede ser un grave problema para su salud en países en desarrollo al realizarse de un modo inadecuado y, a veces, clandestino. En nuestro país, según la legislación actual, las adolescentes hasta los 17 años necesitan el consentimiento paterno para abortar. En cualquier caso, la interrupción legal del embarazo supone un riesgo para la salud psicológica y física de la adolescente. En España, según cifras del Ministerio de Sanidad, en 2014 el 11% de las interrupciones de embarazo fueron en chicas hasta los 19 años, suponiendo un total de 10.430 abortos. Esto nos da una idea de la magnitud del problema.
En aquellos casos que el embarazo sigue su evolución, tiene una gran repercusión individual y social. Muchas chicas tienen que interrumpir sus estudios y no pueden realizar las actividades propias de su edad durante el embarazo y tras el nacimiento de su bebé. Además, en ocasiones, se produce un rechazo familiar y social, que afortunadamente cada vez ocurre menos, pero puede repercutir en la exclusión social y en la desigualdad de género.
Son varias las variables que influyen en la maternidad en la adolescencia. Por un lado existen factores internos y por otro, factores del entorno o factores externos.
Respecto a los factores internos o propios, los embarazos precoces, en ocasiones, ocurren porque las adolescentes se inician en la actividad sexual sin contar con la información adecuada y los recursos anticonceptivos suficientes, bien por carencia de interés en su explicación por parte de sus familiares o por ausencia de interés por parte de la adolescente en las charlas que se realizan en los centros escolares. Encontrarse bajo el efecto del alcohol o de las drogas también es un motivo que limita el control de los impulsos de los adolescentes y evita que se proteja en su relación sexual. ES FUNDAMENTAL QUE TODOS LOS ADOLESCENTES UTILICEN SIEMPRE PRESERVATIVOS, no sólo para evitar un embarazo no deseado, sino también para impedir la transmisión de infecciones de transmisión sexual como Virus del Papiloma Humano (VPH), SIDA, gonococia, sífilis, entre otras.
Entre los factores externos o culturales afectan, entre otros, los mitos sobre la sexualidad y las ideas erróneas acerca del uso de anticonceptivos. Es muy extendida entre adolescentes la idea de que es imposible el embarazo en la primera relación sexual coital de su vida. Deben conocer que el uso adecuado del preservativo debe ser desde el principio del coito y no sólo cuando se va a eyacular. El miedo a los anticonceptivos orales, la píldora, por la falsa creencia de que tras su uso es muy difícil conseguir el embarazo es otra idea no real muy extendida. Por último, entre estos factores externos, no está demostrado el posible efecto de los medios de comunicación en la desinhibición de los adolescentes a la hora de tener relaciones sexuales como causa de los embarazos. De hecho, estos embarazos han ocurrido siempre y en nuestro país ya en 1950 la tasa de embarazos en chicas hasta 19 años era de 7.5 por cada 1.000 mujeres.
En España, los datos del Instituto Nacional de Estadística en 2015 revelan que el número total de embarazos evolutivos de niñas menores de 19 años fue de 4.012, de las cuales 224 eran menores de 15 años. Afrontar el problema requiere respuestas conjuntas que incluyan la educación de la sexualidad en la familia, en la escuela y en la comunidad. Además del sistema educativo, los medios de comunicación representan un valioso espacio para la transmisión de mensajes educativos y formativos. Pero ambas opciones serían incompletas sin disponer de servicios de orientación y salud del adolescente, acorde a sus necesidades y características y provistos del personal adecuado para su atención. En nuestra comarca, el Centro de Salud Sexual y Reproductiva de Ibi es el lugar público al que los adolescentes se pueden dirigir para consultar sobre métodos anticonceptivos, sexualidad, embarazo y cualquier otra duda. Dispone de un horario específico de Consulta Joven, que incluye adolescentes.
Y también recuerda que en nuestra Clínica Ginecológica puedes consultar cualquier asunto que te preocupe.