“Alicante logra mantener las tasas de natalidad a pesar del descenso de la población”, así comenzaba la noticia publicada en el Diario Información el 2 de mayo del 2016. Y es que según los datos del Padrón de la provincia de Alicante facilitado por la Diputación, el número de habitantes de la provincia de Alicante presenta una disminución progresiva en los últimos años y ha pasado de 1.945.642 empadronados en 2013 a 1.836.459 en 2016.
En los municipios de las subcomarcas del Valle de Alcoy (Alcoi, Banyeres, Penàguila y Benifallim) y en los de la Foia de Castalla (Ibi, Castalla, Onil y Tibi) los datos, comparados con los de la capital de la provincia, son los siguientes:
Sin embargo, la tasa de natalidad (número de nacimientos de la población por cada mil habitantes) en nuestra provincia ha crecido en los últimos 3 años y ha pasado del 8,55 en 2013 al 8,64 en 2015. Por tanto se observa que los datos del descenso demográfico no ha perjudicado a la franja de población en edad fértil, lo que ha propiciado que se haya mantenido el índice de natalidad.
Las mujeres españolas, en general, cada vez deciden ser madres a mayor edad. Si hace poco más de una década estrenaban su maternidad a una media de 26 años, ahora mismo ese dato se sitúa por encima de los 30 y en casi todas las localidades de la provincia de Alicante esa cifra se supera a la hora de tener el primer hijo.
Según contempla el “Informe Evolución de la Familia en la Comunidad Valenciana” elaborado por el Instituto de Política Familiar, el Índice de Fecundidad de la comunidad lleva 32 años por debajo del nivel de reemplazo generacional. A consecuencia de ello el número medio de hijos por mujer es muy bajo en todas las comarcas y, entre otras, en las comarcas de El Comtat y l’Alcoià, se sitúa entre 1,3 y 1,4 hijos por mujer.
Estos datos tienen graves consecuencias sobre nuestra población ya que los problemas de natalidad, junto al despoblamiento rural, afectan a diferentes variables tan importantes como el conjunto de los servicios públicos, el sistema de pensiones, la sanidad y también a nuestro modelo educativo. El futuro presenta, sin duda, grandes retos para nuestra provincia en este aspecto.